¡Deseo de hijo…o peor! – Cecilia Naranjo

©Rolet Christian - www.christianrolet.com

Quiero un hijo

Quiero un hijo

Quiero en el vientre

Sentir la sangre, la vida dentro, quiero un hijo

(Brigitte)

Este 5º número de OMBILIC, al igual que la letra de la canción de Brigitte, viene a esclarecer lo incondicional de la demanda pulsional a la base de querer un hijo.

Goce disruptivo, experimentado en el cuerpo, el acontecimiento-hijo, como propone Damien Guyonnet en su texto “El goce en todos sus estados”, no viste la inocencia de la ropa rosa de bebé. El adjetivo “pregnant” es (lo que impregna en francés, embarazada en inglés), etimológicamente, lo que se impone. De ahí resulta, en inglés, como un falso amigo, todo el campo léxico del embarazo.

Entre las consecuencias de la decadencia del orden simbólico, esta voluntad acéfala elevada al cenit, más capricho que deseo decidido, encuentra hoy en día satisfacción gracias a las nuevas tecnologías de procreación ofrecidas por la ciencia.

Paola Francesconi nos indica que “la deriva del todo, de lo absoluto, es el pliegue que puede tomar hoy en día el discurso de la ciencia, principalmente en lo que concierne al Nombre-del-Padre y la filiación”. Con la posibilidad de prescindir del padre-a-secas, sustituyéndole la letra biológica del ADN, el espacio vacío del deseo es abolido a favor de la absolutización del querer. Cuando se quiere, se puede… ¡cuando se puede, se o-peor!

Sin embargo, la persistencia de la pérdida subrayada por Lacan en la conclusión de “Televisión”, es una ocasión que obliga a los sujetos contemporáneos a descompletar el Uno de la pura transmisión genética, reintroduciendo la singularidad de las invenciones familiares.

Es en el après-coup, nos dice P. Francesconi, que el deseo puede reaparecer. También es de manera retroactiva, subraya D. Guyonnet, que el sujeto, desaparecido en tanto actuado en el capricho, puede ser reintroducido en el marco de un encuentro con un analista: Volver a las coordenadas singulares que vieron surgir este “quiero” para acercarse a lo que deseo.

¡Buena lectura!

 

Traducción: Guilhermina Laferra

Revisión: Itxaso Muro

Fotografía: ©Rolet Christian – www.christianrolet.com

 

Bibliografìa :

Gennie Lemoine mostró cómo “el hijo a cualquier precio querido por la histérica sólo es un signo más de su fantasma de omnipotencia fálica: su deseo de hijo-pene sin tener que pasar por la sexualidad no es otra cosa que un rechazo del cuerpo y de la castración. Querer a cualquier precio significa que el deseo no está ahí. La voluntad y el deseo son, en efecto, incompatibles: el querer proviene del superyó, mientras que el deseo surge de la falta. La clonación permitirá empujar todavía más lejos el fantasma de la mujer-toda: asistiremos al advenimiento de la virgen-madre, símbolo del matriarcado y de la negación del otro sexo”.

Liart M., « La filiation dans la modernité », Quarto, n°72, mars 200, p. 66.