El congreso es titulado « ¿Desear un niño ? » con signos de interrogación. Con la clínica de infanticidio aprendemos que la pregunta no siempre surge, incluso induce una abertura. Así ocurre en el caso mediático de Veronique Courjault, que desarrollaremos apoyándonos en la reconstitución del proceso del documental Recorrido homicida de una madre ordinaria[1]. El escenario, escrito desde la transcripción del proceso, ofrece un material preciso y consecuente. Esto lo abordaremos no por ángulo del acto sino que por el del esfuerzo de un sujeto por apropiarse, a posteriori, de eso que se rechazó en el orden simbólico y resurgió en lo real[2].
El caso Courjault es mundialmente conocido, la prensa nacional e internacional se lo apoderaron en gran medida. El drama ha sido descubierto en Séoul, ciudad en donde la pareja francesa y sus dos hijos se habían mudado por razones profesionales. En Julio de 2006, mientras su esposa e hijos están de vacaciones en Francia, Jean-Louis Courjault descubrió, en su congelador en Séoul, los cuerpos de dos bebés. Frente a la policía, la pareja niega cualquier parentesco con estos bebés no registrados por la justicia, 461 y 462, la prueba de ADN certificará lo contrario. Sólo Veronique Coujault está preocupada, el marido es absuelto. Confesando, declara estos dos infanticidios, más un otro, al cual la chimenea ha consumido.
Lo que está en juego en el juicio de 2009, no es tanto atestiguar la culpabilidad de esta madre sino comprender sus motivos, tanto para la justicia como para sí misma. V. Courjault intenta ella misma de comprender qué pasó, está en un trabajo de apropiación de una verdad forcluída : « Quise encontrar la respuesta en la dinámica de los interrogatorios, quise encontrar respuestas que coincidan con la imagen de mí que descubrí que me dieron ». Frente a un Presidente de la corte interesado en los hechos, que se opuso a su confesión inicial y le preguntó porque qué mintió durante la investigación, V. Courjault explica : « Era una manera de llegar a la verdad, que yo era la madre de los niños, que yo los había matado ». La gramática de la frase es esclarecedora, mostrando cuánto trabaja en la construcción de una verdad sobre la maternidad. La cuestión de su acto mortífero está aquí, para ella, en segundo plano, mientas es lo primero para la corte. Entre la detención de 2006 y el final del juicio, pasaron tres años, transcurren, como años de trabajo sobre los acontecimientos que no habían subjetivamente existido .
Para que haya una maternidad, es necesario que allí esté la idea de niño. Para los embarazos de Jules y Nicolas, sus hijos, recuerda haber sido feliz, « haber tenido la sensación de que un bebé crecía en su vientre », haber hablado con el bebé, y que su marido tocara su vientre. Para los siguientes embarazos, clandestinos, nada de eso : « Era consciente al principio de estar embarazada, pero después esa conciencia ya no la tuve más. […] Esos embarazos ya no existían ». Tratando de explicarlos, es « invadida por un vacío enorme» . Los expertos señalan una negación del embarazo, que explicaría parcialmente porqué su cuerpo se ha modificado muy poco y por qué el entorno lo habría pasado por alto
V. Courjault evoca el efecto en su cuerpo : « En esos embarzos era como sí mi cuerpo y mi cabeza no se relacionaban, como si no se comunicaran. Era como si lo que estaba pasando en mi cuerpo no pasaba en mi cabeza. Creo que tengo une relación particular con mi cuerpo ». Ella confiesa que nunca ha sentido el más mínimo placer con las relaciones sexuales. El desfase con su cuerpo, al que apunta fuertemente, explica en parte el estado de los fetos : « No estaba embarazada de un bebé. Para mí nunca tuve esos bebés, eran como una parte de misma, nunca tuve la sensación de matarlos ». Forcluídos, esos bebés certifican la transferencia, como indica Jacques-Alain Miller acerca de la forclusión, de lo simbólico a lo real[3].De esta forma, durante el parto, V. Courjault golpea esta parte de sí misma que irrumpe , « el kakon de su proprio ser[4]» que surge de lo real.
Estas partes del cuerpo que han surgido, contrariamente a sus otros hijos, no han tomado el estatuto de « parasito »[5], para utilizar la palabra de Lacan acerca de al niño por nacer para una mujer. V. Courjault brinda su lógica : « No era un bebé, entonces no podía crear un el lazo ». Lo que ha estado al mando no se trata de querer o rechazar el lazo con un hijo. Es la falta de existencia del bebé en el plano simbólico, lo que no permitió dicho lazo. En efecto, ¿cómo crear un lazo con eso que no existe, eso que es impensable e indecible ?
Debido a carencia fálica, un montaje para el otro especular ha sido necesario : « Para mí, dice esta madre, eso ha comenzado a convertirse en bebés este verano después de la emisión sobre la negación de embarazo ». Y entre la investigación del caso y el final del juicio, las palabras de V. Courjault cambian, ella pasa de « yo no era la madre de estos bebés » a « maté a mis hijos, y los de Jean-Louis, […] nuestros hijos », ya no negando más esta maternidad, y colocando a su esposo en el circuito. Es notable el esfuerzo de este último, especialmente para el proceso de reconocimiento, que afirma « no haber hecho solo » de estos dos bebés, para poder darles un nombre en el registro, así como un entierro
En su esfuerzo de bien decir, ella responde las preguntas apremiantes del Presidente de la corte, buscando por sí misma lo que pasó, V. Courjault desmuestra que la cuestión « ¿ querer un hijo ? » se elabora a partir de lo que puede ser reconocido, con el apoyo del Otro, y no de lo forcluído. El objeto, debido a la carencia fantasmática, atravesó el velo, irrumpiendo. El fantasma no ha cumplido su función de mediación, que ilustra su golpe, entre sujeto y objeto, no previendo ni el desvanecimiento del primero, ni el surgimiento radical del segundo. Al final del juicio, V. Courjault demuestra de la construcción de una verdad : hijos había, ella era su madre.
Traduction : Aurélie Solliec
Revisión : Giuliana Casagrande
Fotografía : ©Pascale Simonet – https://www.pascale-simonet.be/
[1] de Lestrade J.-X., Recorrido homicida de una madre normal. El caso Courjault, película documenta, 2009.
[2] Cf. Lacan, J. (1984). El Seminario libro 3, La Psicosis. Texto etablecido par Miller, J.-A. Ediciones Paídos. p. 24.
[3] Cf. Miller J.-A., « Forclusion généralisée », La Cause du désir, n°99, juin 2018, p. 133.
[4] Lacan J., « Acerca de la causalidad psíquica », Escritos I, Buenos Aires, Siglo XXI, 1975, p. 165.
[5] Lacan J., El Seminario libro XXIV, « Lo no sabido que sabe de la una-equivocación se ampara en la morra », clase del 16 de noviembre del 1976, p. 3. Disponible en internet en :
https://www.bibliopsi.org/docs/lacan/29%20Seminario%2024.pdf