¿El padre del niño es aquel que dona sus gametos? Desde hace algún tiempo esta pregunta no tiene nada de absurdo. Pero, hay otra pregunta: ¿la madre de un niño es aquella que lo trajo al mundo? ¿Existe algo más natural y universal que esto? ¿Qué pregunta extraña no? Desde hace poco en la historia de la humanidad, la madre no es necesariamente la mujer que trajo al niño al mundo. Esta pregunta se formula desde que la ciencia ha desarrollado nuevas técnicas médicas para la procreación. El discurso de la civilización está cubierto de los significantes de la ciencia y del capitalismo. Mediante una retribución de por medio, es posible alquilar un vientre para ser padre o madre. Ha sido necesario legislar sobre la extensión del concepto de maternidad. Las legislaciones de numerosos países se han adaptado. El legislador fue llevado a “ensanchar el fundamento de la maternidad hacia otros soportes que el vientre [1]”. Con respecto a esto, en California, la legislación relativa a la gestación o a la maternidad subrogada ha sido particularmente extendida. Ésta se apoyó en un evento que hizo jurisprudencia en el cual fue necesario el recurso a un juez para decidir quien sería la madre del bebé.
En este ejemplo, John y Luanna Buzzance quienes no pueden tener hijos, contratan a Pamela Snell, madre sustituta profesional. Como en la pareja los dos son estériles, son gametos anónimos – y no los del marido y de la esposa – que serán fecundados in vitro y por vía de inseminación, introducidos en el vientre de Pamela Snell, mediante una retribución.
A los ocho meses de embarazo, la pareja decide divorciarse. John Buzzance quiso hacer valer que su matrimonio no había producido ningún hijo. Luanna impugna la pretensión de su marido [2]. El caso será tratado por el tribunal de apelaciones de California que pondrá en evidencia “que el hombre que consiente a la inseminación artificial de su esposa por un donante debe ser considerado como el padre del niño”. Esta disposición existe tanto en la ley californiana como en la francesa. Pero la novedad reside en que el tribunal extendió este argumento a la madre del niño. Lo mas asombroso en este caso, es que es haciendo valer la voluntad – diríamos el deseo – de esta mujer que será decidida la filiación. El tribunal tomará en cuenta el deseo de tener un niño, y su juicio hará jurisprudencia, al menos en Estados Unidos, pero desde entonces también en otros países, en Bélgica y en otras partes.
Hacer un hijo. Tener un hijo. Dar un hijo… ¿Qué es el niño en ese comercio sexual? ¿Que se da cuando se tiene un niño? Se dice dar la vida, ¿pero de que donación se trata? ¿A quien se la da? se pregunta François Ansermet […] ¿Cómo puede ser que no tengamos un solo genitor, pero además una madre y un padre?
Esta afirmación podría ponerse a prueba a partir de las preguntas generadas por los nuevos procedimientos de procreación médicamente asistida hoy en día disponibles. Entre acto sexual, fecundación, anidación, parto, filiación, adopción, descendencia, generaciones, todo lo que hasta este momento estaba ligado puede disociarse. ¿El lugar del niño como producto del linaje se encuentra modificado?
Tener hijos sin relaciones sexuales, sin lazos con el padre, sin lazos de sangre con la madre, que de hecho se ha vuelto tan incierta como el padre, tener dos madres biológicas, una genética, dando el óvulo, y la otra uterina, asegurando la gestación, pero eventualmente también una tercera criando luego al niño, poder saltar varias generaciones antes de implantar un óvulo fecundado, un embrión congelado, del mismo linaje familiar o de una familia diferente : ¿de qué sistemas de intercambio se trata?
Se habla de donación de niños, de donación de óvulos, de donación de esperma. ¿De que tipo de donación se trata? ¿O se trata más bien de abandono? ¿Que lugar ocupan en el sistema de parentesco estos hombres y mujeres que donan substancias relativas a la filiación? Los donadores de gametos contribuyen a hacer nacer niños. Estas donaciones son mediatizadas, sin contacto directo, fuera de la sexualidad. Todo sucede a través de las instituciones, bancos de esperma, servicios de ginecología, unidades de esterilidad. ¿Qué lugar ocupan estos donantes indirectos de niños? ¿Qué lugar ocupa el médico que opera esta mediación, transformando con pasión mujeres en madres y hombres en padres?
El esperma o el ovocito se encuentran gestionados mas allá de la historia de un hombre o de una mujer, llevando hacia una extraña mezcla de sujeto y de reglas sociales y éticas aún mal establecidas. Lazos de sangre, lazos de leche, los productos del cuerpo entran en un sistema de intercambio que sobrepasan la historia del sujeto, así como las limitaciones biológicas [3].
El siglo 21 presenta de manera crucial la cuestión del deseo de tener un hijo. En su ensayo sobre el Útero artificial, Henri Atlan afirma que “el liberalismo económico, la libertad de procrear con la técnica que sea, sin limites al deseo de hijo, desemboca en la entrada con fuerza del mercado en esas técnicas que se vuelven naturalmente objetos de consumo [4]”. Hace referencia a Gena Corea que denuncia el maltrato médico de las mujeres en las técnicas de reproducción que no retrocede en sus predicciones para promover “la matriz artificial y […] el clonaje, como técnicas de reproducción humanas ineluctables [5]”. Según Henri Atlan, la tesis de Gena Corea promueve “el clonaje reproductivo humano que pudo ser presentado como la eliminación de los hombres y de sus espermatozoides en los procesos de procreación [6]”.
Pero, al final, ¿Qué es desear un hijo?
Pongamos matices. ¿Querer un hijo es desear un hijo? ¿Todo hijo es necesariamente deseado? Hacer la pregunta ya es evidentemente responder.
Dediquémosle tiempo entonces a la cuestión mas precisa del deseo.
Esta cuestión ha sido abordada de manera muy fina por el intermediario de la clínica en un articulo de Yves Vanderveken que solo podemos recomendar: “Niño deseado, niño querido [7]”.
Yves Vanderveken expone la situación de una mujer que declara que realmente quiso su hijo, pero no puede decir nada más sobre ello. “Este niño yo realmente lo quería”. El autor subraya que para existir en tanto que ser hablante es necesario que este niño sea nombrado por el Otro y que se hable de el. Y como lo señala Lacan, es solamente así que se será originado de un deseo que no sea anónimo.
Aquí estamos. ¿Qué es el deseo de hijo hoy en día? ¿Que nos enseña Lacan sobre el deseo de hijo, para la madre y para el padre?
Desde el año 69, en su “Nota sobre el niño”, Lacan señala que el síntoma del niño “se encuentra en lugar de responder a lo que hay de sintomático en la estructura familiar. El síntoma, es ese el hecho fundamental de la experiencia analítica, se define en ese contexto como representante de la verdad. El síntoma puede representar la verdad de la pareja familiar [8]”.
Sea cual sea el modo en el que se estructura una familia, sea cual sea el modo en el que se concibe un hijo, sea cual sea el modo en el que dos gérmenes se encuentran, una cosa no cambia y es que el niño en tanto que parlêtre, en tanto que será acogido por una pareja – o no – de parlêtre, “tendrá síntomas”. Con respecto a esto, en el año 74 en Nice, Lacan señala que el niño es prefigurado como huella del deseo de sus padres [9]. Y agrega que el síntoma del niño es la inscripción, al nivel de lo real, de la proyección del decir de dos conyugues.
¿Tener un hijo sola? ¿Pero en que se convierte entonces el deseo de un hijo para una mujer? Jacques-Alain Miller aporta la precisión siguiente: Para una mujer, «el hecho de que el niño sea el equivalente del falo, o el deseo, el Wunsch de niño, el Wunsch de pene, según Freud – puede satisfacerse siendo sustituida por el deseo de niño. Hay que decir que la metáfora infantil del falo sólo es lograda cuando falla. Sólo es lograda si no atornilla al sujeto a una identificación fálica y, por el contrario, le da acceso a la significación fálica en la modalidad de la castración simbólica, lo cual requiere que se preserve el no-todo del deseo femenino [10]”. El no-todo del deseo femenino, he aquí lo esencial. “No basta con el Nombre del Padre y el respeto por el Nombre del Padre (en una madre). Es preciso, además, que se preserve el no-todo del deseo femenino y, por lo tanto, que la metáfora infantil no reprima en la madre su ser de mujer [11]”.
Deseo de hijo, deseo de madre, sea cual sea el modo de lograrlo, lo importante para que ese niño tenga una posibilidad de inscribirse bajo el Nombre-del-Padre, lo importante es que su madre permanezca dividida entre madre y mujer, que sea también una mujer y que desee permanecer así para la mirada del Otro.
Con respecto a eso, importa también que del lado de su pareja – hombre o mujer – ella suscite esta pregunta: “¿Qué soy para ella?”.
«Un hombre, dice Miller, no se convierte en padre sino a condición de consentir al no-todo que constituye la estructura del deseo femenino. Es decir que, en este sentido, la función viril sólo se realiza en la paternidad si ésta es consentimiento a que ese otro sea Otro, es decir, deseo fuera de sí [12]”.
“Es bueno que el deseo esté dividido [13]”, concluye Miller.
Traducido del francés al castellano por Silvana Belmudes Nidegger.
Revisión: Alba Cifuentes
Fotografía : ©Nathalie Crame.
[1] IACUB MARCELA, L’empire du ventre, Fayard, 2004.
[2] Ibid.
[3] ANSERMET FRANÇOIS, Clinique de l’origine, Édition Payot Lausanne, 1999, pp. 32, 33.
[4] ATLAN HENRI, L’utérus artificiel, Seuil, Paris, mars 2005, p.94.
[5] COREA GENA, The moter machine, New York, Harper and Row, 1985.
[6] ATLAN HENRI, Op.Cit, p. 147.
[7] VANDERVEKEN YVES, « Enfant désiré, enfant voulu », La lettre mensuelle N° 154, décembre 96.
[8] LACAN JACQUES, « Note sur l’enfant », Autres écrits, Seuil, Paris, 2001, pp.373, 374.
[9] LACAN JACQUES, Le phénomène lacanien, Section clinique de Nice, 1974, p.29.
[10] Miller J. A., El niño, entre la mujer y la madre. http://www.revistavirtualia.com/articulos/562/virtualia-13/el-nino-entre-la-mujer-y-la-madre
[11] Ibid
[12] Ibid
[13] Ibid